Los cuidados del bebé en verano. Problemas frecuentes del verano
El verano es una buena época para disfrutar de la naturaleza, pero para no tener sustos está bien tener en cuenta una serie de cosas: el calor, las piscinas, los insectos, la playa, el sol, la hidratación y tomar una serie de precauciones para aprovechar todos los beneficios de la época estival.
Insectos
Los días de sol y calor invitan a disfrutar del aire libre, pero acostumbra a haber muchos insectos. Para prevenir las picaduras de insectos conviene tomar una serie de medidas, como utilizar un repelente aunque los bebés no pueden utilizar el mismo que los adultos. Conviene leer las etiquetas de los productos y descartar para uso en niños los que contienen pesticidas perjudiciales para los bebés, como el DEET. Se aconseja, para los menores de dos años repelentes elaborados a base de una planta medicinal llamada citronela. Puedes encontrar más información sobre picaduras de insectos.
Enfermedades de verano
Las diarreas son frecuentes en esta época del año, debido a que los niños están más en contacto con aguas contaminadas. Además de las naturales como los ríos y lagos, las tuberías en mal estado, los tanques y los baldes sucios también pueden contaminar el agua. Para mantenerla desinfectada es necesario clorarla (se recomienda utilizar una gota de cloro por cada litro de agua).
Las altas temperaturas complican la conservación adecuada de los alimentos, por eso es preferible optar por comidas frescas y recién preparadas. Las frutas y verduras deben consumirse bien lavadas y el agua mejor embotellada.
Lo fundamental para prevenir enfermedades es lavarse las manos con frecuencia al finalizar la actividad al aire libre, al manipular alimentos pero sobretodo antes de comer.
Aire acondicionado
Los bebés pueden dormir con aire acondicionado siempre y cuando el equipo se ponga a una temperatura adecuada (alrededor de los 24 grados centígrados). Es recomendable que el aire frío no impacte en forma directa sobre el bebé.
Sol
Los menores de un año no deben exponerse al sol de forma directa, por eso si van a visitar la playa deben permanecer debajo de la sombrilla. De todas maneras, cuando esté debajo de la sombrilla también se le debe controlar pues la reverberación de luz y calor que hay en la playa también puede afectarlos.
Cabe aclarar que la Sociedad Española de Pediatría no aprueba el uso de cremas fotoprotectoras en menores de seis meses. Después de esa edad, se recomienda utilizar pantallas solares de amplio espectro, es decir que protejan contra los rayos UVB y UVA, con Factor de Protección Solar (FPS) 30.
Hay también otros recursos para protegerse del sol, como los gorros y cubrirse con ropa de algodón fina en colores claros.
La piel y el calor
La humedad y el calor favorecen la aparición de inflamaciones y erupciones en la piel. Enfermedades como la sudamina que consiste en erupciones y que se produce cuando el sudor queda retenido; como por ejemplo la dermatitis del pañal que consiste en la irritación de la piel que está en contacto con el pañal. No son exclusivas del verano pero las altas temperaturas hacen que aumente el sudor y que aparezcan con mayor frecuencia.
Para prevenirlas hay que procurar que la piel esté seca el mayor tiempo posible, una buena manera de lograrlo es aumentar la frecuencia del cambio de pañales. En algunos casos, puede estar indicado el uso de cremas astringentes.
Hidratación
La buena hidratación es fundamental para un verano sin problemas. En verano hay que aumentar la ingesta de agua, la idea es ofrecerles líquido con frecuencia ya que muchos todavía no saben pedirla. En el caso de los lactantes, no es necesario suplementar la lactancia exclusiva con la ingesta de agua.
Una buena forma de saber si nuestro bebé está bien hidratado es tener en cuenta la cantidad de pipí que hace, si es la misma de siempre todo correcto, si es menor hay que ofrecerle más líquidos.
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