¿Cómo es el pie de tu recién nacido? ¿Sabes si precisa algún cuidado especial?

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¿Cómo es el pie de tu recién nacido? ¿Sabes si precisa algún cuidado especial? 

Los pies del recién nacido tienen una almohadilla grasa en la planta, de ello su aspecto gordito y plano. En ocasiones al nacer pueden presentar alguna deformación postural que son debidas a las posiciones del feto intrautero, que resulta un espacio muy reducido y se corrigen con masajes y colocando al pie de forma adecuada.

Las deformidades posturales más frecuentes son:

  • Pie talo: El pie está en flexión dorsal máxima y se apoya sobre la cara anterior de la tibia, pero manualmente podemos llevarlo a una flexión plantar. Se puede corregir espontáneamente, pero se suelen aconsejar estiramiento varias veces al día y en algún caso están indicadas las férulas correctoras.
  • Pie metatarso aducto: El pie que presenta la parte anterior desviada hacia dentro y el dedo gordo dirigido hacia el interior. El borde externo del pie, en lugar de ser recto, está mirando hacia dentro desde la mitad del pie. La deformidad (postural) se corrige completamente sujetando el talón con una mano y desplazando la parte anterior del pie hacia fuera con la otra mano. Estos ejercicios correctores se les enseñan a los padres y en casos rebeldes también pueden usarse férulas o botas correctoras.

Las deformidades del pie en las que manualmente no se consigue ponerlo en su forma normal debido al su rigidez, precisan tratamiento corrector por parte de un ortopeda infantil.

Las más frecuentes son:

  • Pie metatarso varo: Es una deformidad igual que el metatarso aducto, pero más rígida y suele verse un pliegue plantar en el punto en el que el pie gira hacia dentro. No se puede corregir manualmente. Por lo que precisa tratamiento corrector mediante yesos seriados o botas correctoras. En algún caso puede llegar a precisar cirugía.
  • Pie zambo: Es una deformidad congénita del pie que se presenta completamente desviado hacia dentro-abajo-dentro con un grado variable de rigidez según el tiempo de evolución. Puede incluso detectarse ya en las ecografías durante el embarazo. El tratamiento corrector debe aplicarse precozmente tras el nacimiento mediante yesos correctores.
  • Pie plano: Es la alteración que se observa con más frecuencia pero es importante la distinción entre pie plano laxo y pie plano rígido pues el tratamiento difiere completamente.

Se observa pie plano cuando el niño se pone de pie y el apoyo se hace con todo el ancho de la planta sin que exista arco plantar. En este caso, si miramos al niño desde atrás veremos cómo su talón se vuelca hacia dentro.

Habitualmente, a partir del año la grasa plantar desaparece y empieza a formarse el puente o arco plantar del pie. Normalmente se ve que el pie tiene ya un poco de forma cuando está en reposo sin apoyar, pero cuando el bebé se pone de pie, debido a su peso y elasticidad ese arco o bóveda plantar se aplana y el talón cae. El posterior desarrollo de los músculos y el tono de los ligamentos que forman la bóveda del pie se van fortaleciendo y ya no ceden cuando el niño camina.

En general todos los bebés tienen pies aplanados hasta que cumplen 3 años y a partir de esa edad aparece progresivamente el arco plantar.

Si en el pie del bebé o niño aparece el arco plantar y se alinea el talón con la pierna al ponerse de puntillas, el pronóstico de corrección con el crecimiento es seguro y no precisa ningún tipo de tratamiento. Estamos ante un caso de pie se llama plano laxo infantil y debe diferenciarse del pie plano rígido en que alguna alteración de la estructura de los huesos del pie hace que éste no se corriga al ponerse de puntillas.

El pie plano rígido, en el que hay alguna alteración de los huesos precisará tratamiento por parte del especialista.

 

El calzado de los niños

En la mayoría de los casos, y sobre todo cuando no hay deformidad alguna, el niño puede iniciar el apoyo del pie y la marcha por casa con calcetines que le protejan del frío.

El calzado debe es proteger y abrigar el pie, pero no aprisionarlo ni aislarlo de los estímulos de movimiento, equilibrio, postura, contacto que permiten su desarrollo muscula.

El calzado debe dejar libre la articulación del tobillo al caminar (subir y bajar el pie) se desaconseja fijar el tobillo con la idea de aportar estabilidad. La suela del zapato antideslizante y flexible que se doble al caminar, y la puntera ancha que permita el normal movimiento de los dedos y de material natural y transpirable.

 

 

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