La pandemia por coronavirus SARS-CoV-2 ha traído consigo grandes retos sobre la caracterización de la enfermedad, la determinación de un tratamiento eficaz y la aplicación mundial de la inmunización contra ella, mediante las vacunas.
A día de hoy es mucha la población expuesta a la vacunación con diferentes tipos de vacunas (las que utilizan ARN mensajero, las que utilizan adenovirus como vectores, etc.). En el grupo de niños y adolescentes, en cambio, los datos de los que se disponen son mucho menores, ya que los primeros ensayos se realizaron en adultos. Los ensayos realizados en niños pequeños aún están pendientes de finalizar, y es ahora que empezamos a ver los resultados sobre la vacunación en adolescentes de 12 a 16 años.
Los datos de los que disponemos principalmente hacen referencia a la vacunación con Comirnaty (Pfizer&Biontech) y con Spikevax (Moderna). Ambas utilizan tecnología ARNm en su composición. Ya durante la aplicación de la vacuna en mayores de 16 años se observaron algunos casos de miocarditis/pericarditis en pacientes de 17 años en adelante. Esto llevó a un análisis exhaustivo sobre si estos casos tenían relación con la vacunación o no, y a analizar el riesgo de ello.
¿QUÉ SON LA MIOCARDITIS Y LA PERICARDITIS?
La miocarditis es la inflamación del músculo cardíaco, y la pericarditis la inflamación de la membrana que envuelve el corazón (pericardio). Ambos procesos son potencialmente muy graves, y se acostumbran a producir después de infecciones víricas que suelen ser banales en la mayoría de casos como los resfriados. La infección por COVID-19 ha demostrado ser también capaz de producir estas patologías incluso en niños previamente sanos. Pero no solo eso, sino que las vacunas también pueden ser desencadenantes de estas inflamaciones.
¿ES SEGURO VACUNAR A LOS ADOLESCENTES CON LAS VACUNAS ARNm CONTRA LA COVID-19?
Después de analizar los datos disponibles hasta la fecha, se ha llegado a la conclusión de que las vacunas ARNm son responsables de los casos de miocarditis y pericarditis que aparecieron durante su aplicación, motivo por el cual se han tenido que incluir estas patologías como efectos secundarios de las vacunas. Afortunadamente, la probabilidad de que se manifiesten tras la vacunación, es muy baja.
Como la infección por el propio virus también puede desencadenarlas, es necesario comparar el riesgo derivado de la vacunación, con el riesgo derivado de contraer la infección natural en este grupo de edad. Para ello se dipone ya de los resultados de casi 9 millones de dosis de vacunas administradas en adolescentes de entre 12 y 17 años (desde el 14 de diciembre de 2020 hasta el 16 de julio de 2021). Los resultados de los primeros estudios (que se pueden consultar en la publicación preprint de Singer ME, et.al. medRxiv, 2021) son:
- En niños de 12 a 17 años: la incidencia de miocarditis es casi 6 veces mayor si se contrae la enfermedad natural, que tras la vacunación.
- En niñas de la misma edad, el riesgo es 21 veces mayor.
¿QUÉ RIESGO TIENEN LOS ADOLESCENTES EN ESPAÑA?
En España aún no se ha aplicado estas vacunas a menores de 16 años, por lo que, la recogida de datos en cuanto a seguridad en nuestra población, aún no están definidos. Por extrapolación de otras poblaciones (EEUU) por ejemplo, la vacuna es segura y eficaz en este rango de edad y se recomienda administrar en adolescentes como medida preventiva ante la COVID-19.
CONCLUSIONES
Aunque la COVID-19 es una enfermedad de bajo riesgo en la edad adolescente, no está exenta de desencadenar patologías graves o de producir secuelas permanentes. La vacunación en esta franja de edad supondría un beneficio muy superior al riesgo, tanto en el control de la salud de los adolescentes como en el control de la pandemia a nivel global. Las vacunas disponibles contra la COVID-19, al igual que el resto de vacunas administradas en la infancia, no están libres al 100% de efectos secundarios. Al aplicarse sobre población previamente sana en su mayoría, se ha de valorar bien el riesgo-beneficio. Si tenemos en cuenta los datos disponibles hasta la fecha, las vacunas del tipo ARNm como Comirnaty o Spikevax se han mostrado seguras para los pacientes adolescentes y efectivas en el control de la infección. Los efectos secundarios más graves encontrados a esta edad, como la miocarditis y la pericarditis, se presentan con bastante mayor frecuencia en pacientes enfermos de COVID-19 no vacunados, que en pacientes con antecedente de vacunación.
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