Niños y adolescentes diabéticos: ¿qué es la diabetes infantil y cuáles son sus causas?

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La diabetes es una enfermedad crónica muy común que afecta tanto a niños como a adultos. Estudios de la OMS aseguran que la prevalencia de la diabetes está aumentando en los últimos años a nivel mundial, afectando a 422 millones de personas en 2014. Se desconocen las causas exactas de este incremento de la diabetes entre la población mundial, aunque se sabe que el estilo de vida actual contribuye al desarrollo de esta enfermedad. El sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad afectan cada vez a más niños y adolescentes, haciéndoles más susceptibles de padecer diabetes y otras enfermedades crónicas graves.

 

¿Qué es la diabetes infantil? Tipos de diabetes

La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica que surge cuando una hormona llamada insulina se produce de forma escasa o su acción en el organismo resulta ineficaz. La insulina, segregada por el páncreas, tiene la función de permitir el acceso de los azúcares a las células del organismo. Éstas utilizan la glucosa (azúcar) como “combustible”, transformándola en la energía que necesitan para continuar funcionando correctamente. En ocasiones, el páncreas no segrega suficiente insulina o el propio organismo presenta resistencia a esta hormona, por lo que las células no pueden metabolizar los azúcares de forma eficaz. Esto provoca un aumento de la glucemia (el azúcar que circula por el torrente sanguíneo), y el desarrollo de la enfermedad diabética.

Distinguimos dos tipos de diabetes:

  • Diabetes mellitus tipo 1. También conocida como diabetes insulinodependiente, es la más común en la infancia y adolescencia. En este caso, el páncreas no segrega suficiente insulina y se necesitan aportes externos de esta hormona (inyecciones diarias). La diabetes de tipo 1 suele aparecer antes de la pubertad, aunque hay casos en los que surge posteriormente. Normalmente, el desarrollo de la enfermedad es lento, pudiendo comenzar en el nacimiento y no manifestarse hasta años después. Las causas de la diabetes de tipo 1 no están del todo claras, aunque se sabe que responde a la combinación de 3 factores principales: predisposición genética a padecer diabetes, autoinmunidad (cuando nuestro propio sistema inmunológico ataca tejidos de nuestro cuerpo) y amenazas externas aún desconocidas (como virus o toxinas).
  • Diabetes mellitus tipo 2. Hasta hace poco tiempo, este tipo de diabetes era propio de la edad adulta, afectando especialmente a la población mayor de 40 años. Sin embargo, en los últimos años se está extendiendo entre niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad. En este caso, el páncreas sigue produciendo insulina en cantidades normales y es el organismo el que presenta una resistencia a la hormona. Sus síntomas son similares a los de la diabetes de tipo 1, aunque tienden a ser menos intensos. Por este motivo, la diabetes de tipo 2 puede evolucionar durante años sin que el paciente sepa que la padece. El diagnóstico suele hacerse cuando surge alguna complicación o en pruebas médicas no relacionadas con la enfermedad.

 

Síntomas de la diabetes en niños y adolescentes

Hay ciertos síntomas muy característicos de la diabetes a los que debemos prestar especial atención:

  • Ganas frecuentes de hacer pipí: para eliminar el exceso de glucosa, el organismo necesita disolverla en abundantes cantidades de agua. Por este motivo, los niños diabéticos orinan mucho y de forma muy frecuente. Niños que ya han dejado de mojar la cama, pueden volver a hacerlo como resultado de una diabetes no diagnosticada.
  • Mucha sed: como resultado de toda la orina que se elimina, la necesidad de líquidos es muy alta. Así, uno de los síntomas más comunes es la sed excesiva, pudiendo despertarse varias veces durante la noche para beber.
  • Hambre excesiva: debido a que la insulina es insuficiente y/o a que el organismo no la reconoce de forma eficaz, las células no reciben ese “combustible” que tanto necesitan. El cuerpo, para compensar esa carencia, activa la sensación de hambre, de modo que se ingieran más y más alimentos a fin de cubrir sus necesidades energéticas. Por este motivo, los niños diabéticos suelen tener mucha hambre y comer más de lo habitual.
  • Pérdida de peso y fatiga: aunque coman mucho, las células del niño diabético no reciben la glucosa que necesitan, por lo que no sólo no ganan peso sino que además suelen perderlo. También presentan cansancio excesivo (fatiga) y debilidad, ya que su organismo no es capaz de obtener energía de la glucosa.
  • Otros síntomas: visión borrosa, irritabilidad, candidiasis (infección vaginal) en niñas pequeñas, dolores estomacales, mal aliento, náuseas, vómitos, infecciones frecuentes y problemas respiratorios.

Si un niño o adolescente presenta alguno de estos síntomas, se deberá acudir al pediatra para valorar la situación. El diagnóstico precoz de la diabetes infantil es esencial para evitar complicaciones graves y mejorar la calidad de vida del paciente.

 

Alimentación del niño diabético: convivir con la diabetes infantil

Evitar la diabetes de tipo 1 no es posible, pues tiene un componente genético e inmunológico que, a día de hoy, no podemos controlar. Sin embargo, como hemos dicho anteriormente, la obesidad infantil, el sobrepeso y el sedentarismo son factores clave en el desarrollo de la diabetes de tipo 2. En los últimos años, se están detectando más y más casos de este tipo de diabetes entre la población infantil, lo que indica que los hábitos de vida actuales no son los más sanos ni apropiados para nuestros niños. Podéis consultar nuestro post Obesidad infantil: ¿qué es y qué podemos hacer para prevenirla? para conocer más sobre esta problemática actual y aprender las claves para combatirla.

Por lo tanto, una parte importantísima del tratamiento de la diabetes, sea del tipo que sea, es aprender a comer bien. La alimentación de los niños y adolescentes diabéticos debe ser correcta y regular, de forma que podamos mantener los niveles de glucemia bajo control. Por ello, la dieta del niño diabético debe ser completa y equilibrada, y debe permitir que los niveles de glucosa en sangre se mantengan bajo control, es decir, que no haya subidas o bajadas agudas. Llevar un estilo de vida saludable es vital para que los pacientes diabéticos se desarrollen con normalidad, por lo que deberemos evitar el sedentarismo y fomentar el deporte y la actividad.

Seguir las pautas médicas y establecer controles glucémicos nos asegurará que nuestro niño o adolescente con diabetes aprenda a convivir con la enfermedad y pueda llevar una vida normal.

 

 

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