Tener ilusiones mejora la salud
Tener un proyecto de vida, un objetivo que nos llene y que nos reporte satisfacción cuando nos esforzamos para conseguirlo es bueno para el cerebro y la salud en general. En épocas en que parece que todo da igual y que lo único que se quiere es sobrevivir y pensar solo en el aquí y ahora. A la vez que hay una preocupación real, dado el aumento de esperanza de vida, de llegar a la vejez con el cerebro sano. Estudios que orienten y nos dan pautas de cómo conseguirlo son de plena actualidad.
Y la primera conclusión es que: tener un propósito vital es saludable, aumenta las capacidades cognitivas que es la capacidad cerebral de afrontar los retos, el estrés, los daños o las enfermedades.
Esto tendrá que aplicarse a cada edad, sin hipotecar a los niños con la frase de “para que el día de mañana” como se había hecho hace años pero a la vez sin la sobreprotección de “todo aquí y ahora” tan habitual en los niños actuales.
Según los neurólogos: la edad cambia el cerebro pero no lo deteriora.
Ciertas conexiones y capacidades aumentan y otras se pierden pero el saldo no tiene porqué ser negativo, en realidad se van adaptando a nuestras necesidades y estas cambian.
A lo largo de toda la vida el cerebro va evolucionando; sumamos vocabulario, conexiones de información y relaciones que dan lugar a un sustrato de sabiduría que por ejemplo no se tiene en la infancia. A esa edad lo importante es asociar palabras a objetos y de esta manera, lo que se está potenciando es la capacidad de aprender de forma más eficaz. Es decir, el cerebro no tiene porqué deteriorarse, se ganan unas capacidades y se pierden otras.
El resultado es que en la edad madura no hay que tener el cerebro de la juventud pero sí hay que tenerlo funcionando óptimamente y para ello los neurólogos recomiendan un envejecimiento saludable.
Los hábitos se adquieren en la infancia y por eso aquí detallaremos los consejos actuales para mantener las neuronas sanas y así no estropearlas. Es un trabajo de toda una vida:
- La salud: las enfermedades físicas que cada persona padece, cómo son tratadas, el grado de cumplimiento de los tratamientos e incluso el número de consultas médicas realizadas influyen en el cerebro según las últimas investigaciones médicas realizadas sobre el tema.
- La nutrición: qué se come, cuándo se come, el modelo de dieta que se sigue, el peso y sus variaciones, son también importantes.
- El sueño: las horas de sueño y su calidad, si se ronca o si se despierta con frecuencia durante el sueño, también se relaciona con las funciones cognitivas.
- El ejercicio: la condición física y la actividad de la persona influyen en la salud del cerebro pero también el tipo de ejercicio que se realiza: lo adecuado es combinar el ejercicio aeróbico y el anaeróbico. La regularidad y la constancia en el ejercicio son fundamentales así como su duración. Se considera que una hora y media de ejercicio a la semana ya impacta en las funciones cognitivas.
- Los retos mentales que cada uno asume diariamente, los problemas y retos que se afrontan diariamente; los problemas de atención y memoria de la vida diaria resultan muy importantes cuando se trata de prevenir el deterioro cerebral.
- Las relaciones sociales, si se tienen muchos amigos o pocos, si se dedica más o menos tiempo a las relaciones sociales o si se tiene toda una red de soporte influye en tener una reserva cognitiva más o menos grande.
- El proyecto vital: tener una razón de ser mas allá de uno mismo, una aspiración, una necesidad de hacer un esfuerzo para conseguir el objetivo y encontrar una satisfacción en este esfuerzo también mejora la capacidad del cerebro para soportar la vida y todos sus sobresaltos y de esta manera evitar la enfermedad.
Este proyecto va cambiando a los largo de la vida y puede ser muy variado pero tiene en común que no es una realidad centrada en uno mismo.
Vemos que los valores tradicionales de la cultura del esfuerzo, la generosidad, el pensar en los demás, junto con el cuidar la maquina siguen siendo temas de vital importancia para la salud de nuestro cerebro. Tener ilusiones para mejorar nuestra calidad de vida.
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