Obesidad en niños y adolescentes: la mala alimentación y el sedentarismo como factores claves de la obesidad infantil.

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La propia OMS considera la obesidad infantil uno de los problemas de salud más preocupantes del siglo XXI. Las cifras de niños con sobrepeso u obesidad continúan ascendiendo a nivel mundial y las previsiones indican que continuarán haciéndolo en las próximas décadas. Los niños obesos de hoy serán adultos obesos el día de mañana, y arrastrarán trastornos físicos y psicológicos que mermarán su calidad de vida. Diabetes tipo II, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, problemas musculares y articulares, depresiones y ansiedad son algunos de los problemas crónicos que vienen de la mano de la obesidad. En el post de hoy os hablaremos sobre la importancia de la dieta y el ejercicio físico en la lucha contra la obesidad en niños y adolescentes.

 

Más calorías ingeridas, menos calorías quemadas

Éste es el lema de la obesidad. Como vimos en nuestro post Obesidad infantil: ¿qué es y qué podemos hacer para prevenirla?, la obesidad surge del desequilibrio positivo entre las calorías que ingerimos y las calorías que quemamos. Nuestro cuerpo extrae la energía que necesita para funcionar correctamente de los alimentos que consumimos. Las calorías que no se transforman en energía se acumulan en forma de tejido adiposo (grasas), para ser utilizadas en momentos en los que sea necesario hacerlo. Son como la “despensa” de nuestro cuerpo. En épocas en las que se necesiten aportes extra de energía, nuestro organismo recurrirá a estas reservas y las quemará para transformarlas en combustible. Por lo tanto, este proceso de acumulación de grasas es normal y necesario. El problema surge cuando el desequilibrio entre lo que se ingiere y lo que se quema es tan grande y tan extendido en el tiempo, que la acumulación de grasa llega a poner en riesgo nuestra salud. Si el cuerpo no es capaz de quemar tantas calorías, al final la despensa empieza a ser demasiado grande y a ocasionar problemas graves.

 

Dietas hipercalóricas, alimentación deficiente y sedentarismo

Existen factores genéticos y hormonales que favorecen que algunas personas desarrollen obesidad. Sin embargo, estos son casos aislados y poco representativos que no explican la epidemia actual de obesidad en niños y adultos. Por ello, hemos de buscar respuestas más allá de lo meramente fisiológico. Nuestra forma de comer, de movernos y de vivir es lo que realmente influye en el desarrollo de la obesidad infantil. Aquí detallamos los factores más importantes que explican el incremento de la obesidad en niños y adultos en los últimos años.

  • Accesibilidad a los alimentos. En general, la mayoría de sociedades actuales tiene a su disposición más alimentos que hace unas décadas. La industria alimentaria es hoy una de las más fuertes, y nos permite acceder a una gran variedad de alimentos de forma sencilla y barata.
  • Dietas hipercalóricas. Los productos procesados son muy ricos en grasas y azúcares. Suelen ser muy apetecibles y ligeramente adictivos, por lo que muchas veces los preferimos a otros alimentos más saludables. Picamos más entre horas e ingerimos muchas más calorías de las que podemos quemar. Esto es especialmente importante en la infancia, ya que los niños son muy selectivos a la hora de comer y tienden a escoger cosas dulces y sabrosas. Esta predilección por los alimentos hipercalóricos hace que la obesidad en niños esté aumentando de forma tan alarmante.
  • Alimentación deficiente. Por muchas calorías que se consuman, si no se aportan vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales se corre riesgo de desnutrición. Hoy en día, los alimentos “basura” son más baratos que los productos frescos y saludables, por lo que muchas familias, especialmente en este contexto de crisis económica, basan su dieta en este tipo de alimentos. Por eso, aunque parezca una contradicción, la obesidad en niños está íntimamente relacionada con la desnutrición.
  • Sedentarismo y falta de ejercicio. La sociedad actual es muy sedentaria. Los niños de hoy viven rodeados de nuevas tecnologías y de medios digitales que les entretienen pero limitan su movilidad. Televisión, ordenadores, videojuegos etc. son las formas de ocio más elegidas. Incluso las actividades extraescolares son, en su mayoría, estáticas. Los niños pasan casi tantas horas sentados como un adulto. Su cuerpo necesita menos calorías para funcionar y va llenando su “despensa” con todas esas calorías extra que no consigue quemar, dando lugar, inevitablemente, a problemas de sobrepeso y obesidad.

 

Cambios necesarios para combatir la obesidad en niños y adolescentes

Como hemos visto, la obesidad infantil surge como consecuencia de los cambios en la alimentación y en el ritmo de vida que hemos experimentado. Aunque a veces pueda ser difícil nadar contracorriente, la única forma de luchar contra la obesidad en niños y adolescentes es inculcándoles unos buenos hábitos y rutinas.

  • Alimentación saludable. Hemos de enseñar a nuestros hijos a alimentarse correctamente. Una dieta equilibrada les ayudará a evitar la obesidad y muchas otras enfermedades. Debemos evitar los alimentos envasados, las chuches y la bollería industrial, e introducir más alimentos frescos y saludables. También es necesario adquirir buenas rutinas alimenticias, como comer 5 veces al día y evitar los picoteos entre horas. En el post Bebés y niños mal comedores: ¿Cómo actuar con un niño mal comedor? Consejos y recomendaciones. Parte II podéis encontrar consejos para mejorar la dieta de los más pequeños.
  • Ejercicio físico. Aunque a día de hoy pueda parecer una misión imposible, hemos de encontrar la manera de que los niños se muevan. Necesitan realizar al menos una hora diaria de ejercicio aérobico, por lo que podemos incentivarles a realizar algún deporte, hobby o actividad que les ayude a pasar tiempo al aire libre y a mantenerse activos. Se deben reducir las horas de televisión, ordenador etc., pues son actividades muy sedentarias y que favorecen el desarrollo de adicciones y obesidad en niños y adolescentes.

 

 

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