SEÑALES DE ALARMA DE CÁNCER INFANTIL

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cáncer infantil       El cáncer durante la infancia

El cáncer infantil es una enfermedad no muy frecuente, pero muy grave cuando se presenta. Los avances en el tratamiento del cáncer han permitido que, para los tipos de cáncer más frecuentes, como la leucemia, las tasas de curación se encuentren en niveles bastante altos.

Los tratamientos son a menudo muy agresivos y debilitantes. A pesar del tratamiento, el cáncer infantil supone la segunda causa de muerte entre el año de vida y la adolescencia, por detrás de los accidentes.

En cuanto al pronóstico, el diagnóstico rápido juega un papel muy importante. De ahí que sea vital reconocer los síntomas o signos de alarma, que pueden alertar sobre un problema tan grave como es el cáncer, con el fin de detectarlo lo más precozmente posible.

Señales de alarma

Los síntomas de cáncer suelen ser muy inespecíficos: fiebre, vómitos, dolor de cabeza, ganglios inflamados, dolor en los huesos…Esto quiere decir que los mismos síntomas se presentan también en muchas enfermedades infantiles que no revisten de gravedad, se autolimitan o tienen fácil tratamiento.

Ante este problema, la clave es detectar aquellos síntomas que, aunque sean frecuentes en niños, se produzcen de forma atípica, como por ejemplo una fiebre que dura más de lo normal.

A continuación, vamos a enumerar algunos síntomas anómalos, que deben ponernos en sospecha de que algo grave esta sucediendo:

  • Fiebre: es un proceso que se presenta varias veces al año en niños, pero no es normal si dura más de dos semanas o se acompaña de dolor en los huesos, pérdida de peso, sudoración nocturna, petequias o palidez.
  • Palidez, falta de energía: aunque es un síntoma que fácilmente podría producirlo una anemia, proceso relativamente frecuente en niños con dieta baja en hierro, si se produce de forma persistente a pesar del tratamiento, o se acompaña de fiebre, infecciones recurrentes, ganglios inflamados o sangrado, debe alertarnos de un posible problema en la médula ósea, secundaria a cáncer.
  • Infecciones: recurrentes o con mala evolución con los tratamientos habituales.
  • Pérdida de peso: si no se justifica por otra causa conocida.
  • Ganglios inflamados: sobretodo si duran más de 4 semanas y son grandes (>2cm de diámetro). Además preocupa si son duros, no duelen y se encuentran “pegados” a planos profundos, lo que determinará el pediatra mediante la exploración.
  • Sangrado de la nariz: es un síntoma muy frecuente en niños sanos. Debe ponernos en alerta cuando es muy recurrente, o se acompaña de sangrado de encías, petequias, hematomas en lugares no habituales y sin traumatismos previos.
  • Dolor de cabeza: la cefalea es un proceso muy frecuente tanto en niños como en adultos. Muchas veces, cuando los síntomas son benignos, no se realizarán exploraciones complementarias para descartar procesos más graves. Pero sí se deben realizar (por ejemplo: fondo de ojo, prueba de imagen como TAC o resonancia magnética) cuando: el niño no había tenido dolor de cabeza previamente, cuando duele más por la mañana o le despierta por la noche, se acompaña de vómitos repentinos, empeora al acostarse o duele sobretodo en la parte de atrás (occipital). Tambien es urgente valorarlo cuando afecta a la visión.
  • Cambios en la conducta o en el rendimiento escolar: si son repentinos y no justificados por factores externos
  • Vómitos: cuando son muy recurrentes, o acompañan a dolor de cabeza o a un abdomen abultado (o el pediatra palpa una masa abdominal).
  • Dolor óseo: aunque los dolores de crecimiento, en las extremidades inferiores, son muy frecuentes y no responden a ninguna patología, tienen unos síntomas muy específicos que permiten mantener la calma. En cambio, si aparecen durante más de dos semanas, siempre en la misma localización, despiertan por la noche o no mejoran con Ibuprofeno, deben ser valorados siempre ante la posibilidad de tratarse de una causa maligna.
  • Dolor de espalda: si aparece en menores de 4 años. También si empeora por la noche, se asocia a fiebre o a síntomas neurológicos (problemas en la movilidad de extremidades o en la sensibilidad, problemas miccionales o defecatorios…)
  • Masa en extremidades o nódulos bajo la piel.

CONCLUSIÓN

Los síntomas del cáncer infantil se asemejan a los síntomas producidos por enfermedades banales en pediatría, pero cuando se presentan con algunos rasgos anómalos o asociados a otros síntomas concretos, nos orientan a una posible enfermedad neoplásica. Identificar estos síntomas, para ofrecer una valoración lo más rápida posible, es muy importante de cara al pronóstico de estos casos.

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