Intolerancia a la fructosa y el sorbitol en niños: ¿Cuál debe ser su dieta?

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La intolerancia a la fructosa y el sorbitol en niños es un trastorno cada vez más común. Aunque estos dos tipos de azúcar están presentes de forma natural en las frutas, también son empleados por la industria alimentaria en la elaboración de muchos alimentos, lo que hace que estén muy presentes en nuestra dieta. La malabsorción de la fructosa o del sorbitol, así como la intolerancia a estos compuestos, puede provocar complicaciones graves si no se diagnostica y trata a tiempo. Por este motivo, conocer en qué consiste esta enfermedad y qué síntomas produce puede ser de gran ayuda a la hora de identificarla y atajarla de forma precoz.

 

¿Qué son la fructosa y el sorbitol?

La fructosa y el sorbitol son dos tipos de azúcares que se encuentran de forma natural en las frutas y las verduras, así como en la miel. Sin embargo, dado que aportan menos calorías que la glucosa o la sacarosa, ambos son extensamente utilizados por la industria alimentaria para edulcorar multitud de productos elaborados, como chuches, chicles, bollería industrial, galletas, zumos, alimentos dietéticos, etc.

 

¿Qué es la intolerancia a la fructosa y sorbitol en niños? ¿Cómo distinguirla de la malabsorción de estos azúcares?

En general, cuando el organismo no es capaz de digerir correctamente la fructosa o el sorbitol, se dice que el niño padece una intolerancia a uno de estos azúcares o a ambos, según sea el caso. Sin embargo, no siempre estamos ante verdaderos casos de intolerancia a la fructosa, sino que a menudo lo que se produce es un trastorno más leve conocido como malabsorción de la fructosa o el sorbitol. Veamos las diferencias:

Hablamos de malabsorción de la fructosa y/o sorbitol cuando el problema es intestinal, es decir, las células del intestino no son capaces de absorber correctamente estos azúcares. En ocasiones, este trastorno se debe a daños en el intestino causados por otras patologías que deterioran la mucosa intestinal, como gastroenteritis o celiaquías. En estos casos, la malabsorción de la fructosa (o sorbitol) puede ser reversible si se trata la enfermedad base y se recupera el estado normal de la mucosa intestinal.

Por otro lado, la intolerancia a la fructosa en niños, también llamada IHF (Intolerancia Hereditaria a la Fructosa), es una alteración genética que produce fallos en el metabolismo de la fructosa. Es un trastorno menos común que el anterior y se debe a una carencia de la enzima hepática aldolasa B, que es la encargada de metabolizar la fructosa una vez esta ha sido absorbida por el intestino. Puesto que se debe a fallos genéticos, la IHF suele comenzar a dar síntomas desde el momento en el que el pequeño empieza a ingerir alimentos que contengan fructosa o sorbitol, y es una enfermedad crónica que no tiene cura y, por tanto, no es reversible en ningún caso. En ocasiones, la intolerancia a la fructosa en niños está detrás del rechazo a la fruta o a los alimentos dulces que presentan algunos pequeños en la infancia. Por este motivo, a veces se puede tardar algún tiempo en diagnosticar la enfermedad, ya que si el niño evita comer alimentos que le hacen daño, los síntomas serán menos llamativos.

 

Síntomas de la intolerancia a la fructosa en niños

Aunque en un principio se puede decir que la malabsorción y la intolerancia a la fructosa y el sorbitol en niños tienen síntomas parecidos, lo cierto es que existen diferencias importantes.

Los síntomas de la malabsorción de la fructosa y el sorbitol son semejantes a los de la intolerancia a la lactosa, debido a que, al no ser absorbida, la fructosa desciende al colón y allí da lugar a procesos de fermentación. Por ello, son típicas las manifestaciones gastrointestinales como las náuseas, la diarrea y los gases.

En casos de verdadera intolerancia a la fructosa y sorbitol en niños, los síntomas comienzan muy pronto, en cuanto el bebé empieza la alimentación complementaria, y pueden tener consecuencias más graves. Al no poder metabolizarse, la fructosa y el sorbitol se transforman en otras sustancias que son tóxicas para el organismo, por lo que el niño suele presentar náuseas, vómitos, dolor abdominal, falta de apetito, poca o nula ganancia de peso, irritabilidad y deshidratación. Además, puede desarrollar hipoglucemias graves (niveles muy bajos de azúcar en sangre), disfunciones hepáticas, ictericia (color amarillento en la piel debido al aumento de la bilirrubina) y trastornos renales.

 

Tratamiento de la intolerancia a la fructosa y sorbitol en niños

La única manera de tratar la malabsorción y la intolerancia a la fructosa y sorbitol en niños es evitando que consuman productos que contengan estos azúcares. En casos de malabsorción a la fructosa o al sorbitol, puede ser que sólo haya que restringir su consumo durante un tiempo, hasta que el intestino se recupere y vuelva a producir los transportadores que hacen posible su absorción. En ocasiones, cuando el trastorno es muy leve, es posible que los pacientes puedan consumir fructosa o sorbitol en dosis bajas, aunque siempre controlando el tipo de respuesta que genera en el organismo.

Por otro lado, en casos de intolerancia a la fructosa en niños (IHF) la dieta deberá ser 100% libre de fructosa y sorbitol y seguirse toda la vida. Los pequeños que presentan IHF no serán nunca capaces de metabolizar la fructosa y muy posiblemente tengan también rechazo al sorbitol, por lo que deberá evitarse a toda costa su ingesta.

 

Alimentos prohibidos y alimentos permitidos en intolerancias a la fructosa y sorbitol en niños

Los alimentos permitidos y los alimentos prohibidos dependerán del tipo de intolerancia que tenga el niño. Dentro de la malabsorción de la fructosa y el sorbitol hay varios grados, por lo que dependiendo del caso podrán consumirse determinados alimentos que contengan dosis bajas de estos azúcares. En casos de intolerancia hereditaria a la fructosa, la dieta será mucho más restrictiva.

En general, los alimentos prohibidos son:

  • Alimentos elaborados industrialmente que contengan fructosa y sorbitol (E-420). Siempre se debe comprobar la lista de ingredientes antes de consumirlos.
  • Golosinas, chicles, caramelos, productos para diabéticos, productos dietéticos y en definitiva todo lo que ponga “sin azúcar”, pues suele estar edulcorado con fructosa o sorbitol.
  • Medicamentos que contengan estos azúcares (mirar composición).
  • Miel de abeja.
  • Frutas que contengan fructosa y sorbitol en grandes cantidades como: manzana, pera, melocotón, nectarina, piña, uva, kiwi, ciruelas, cerezas,…etc.
  • Zumos de frutas, ya sean naturales o industriales.
  • Frutas secas como pasas, orejones, dátiles,…etc.
  • Ciertas verduras como el brócoli, el calabacín, las judías verdes o la alcachofa. En casos extremos tampoco se recomienda el consumo de puerros, lechuga, pepino, acelgas, coles y patatas nuevas.

 

 

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