Sangrado nasal frecuente en niños y adolescentes (Epistaxis): ¿A qué se deben las hemorragias nasales y cómo podemos prevenirlas?

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¿A qué se deben las hemorragias nasales y cómo podemos prevenirlas?

El sangrado nasal, conocido con el nombre de epistaxis (palabra griega que significa “goteo”), es muy habitual en la infancia. Se da especialmente en niños de entre 2 y 10 años, aunque también puede presentarse en niños más mayores y adolescentes. Si bien las hemorragias nasales pueden alarmar mucho a algunos papás y mamás, sobre todo si son recurrentes, lo cierto es que no suelen suponer un problema grave ni requerir atención médica. Hoy os explicaremos por qué algunos niños sangran frecuentemente por la nariz, qué debemos hacer para detener la hemorragia y cómo podemos prevenirla.

 

¿Por qué mi hijo sangra por la nariz tan a menudo?

A casi todos los niños les sangra la nariz en algún momento, pero cuando se producen sangrados recurrentes y sin motivo aparente los padres empiezan a preocuparse y a sospechar que algo pueda estar sucediendo. Sin embargo, rara vez el sangrado nasal frecuente en niños es síntoma de alguna enfermedad grave. La nariz es un órgano repleto de vasos sanguíneos, por lo que incluso pequeños golpes o rascados pueden romper alguno de ellos y provocar una hemorragia. Generalmente, los vasos sanguíneos que provocan los sangrados de nariz infantiles son aquellos situados en lo que se conoce como Área de Kiesselbach, una zona que se encuentra en la parte anterior y baja del tabique nasal. Esta localización permite que la sangre gotee y salga al exterior a través de los orificios de la nariz. Las hemorragias que se producen en la parte posterior o trasera de la nariz son más típicas de la edad adulta.

Aunque hay algunas enfermedades y trastornos que pueden hacer que un niño padezca hemorragias nasales frecuentes, lo normal es que los vasos sanguíneos se rompan por razones más leves como:

  • Traumatismos: caídas, introducirse objetos en la nariz, hurgarse con los dedos, golpearse con la pelota, sonarse muy fuerte etc.
  • Resfriados, gripes y alergias: el moqueo constante, el picor y la necesidad de sonarse frecuentemente ocasiona pequeñas lesiones que pueden dar lugar a hemorragias nasales. También algunos medicamentos que se aplican por vía nasal (como los descongestivos) pueden resecar la mucosa interna de la nariz y hacerla más proclive a los sangrados.
  • Sequedad ambiental: los climas muy secos, la calefacción muy alta y el humo son elementos que provocan que las mucosas se resequen, pudiendo aparecer costras y heriditas que pican y facilitan el sangrado.

 

Tratamiento del sangrado nasal: qué hacer cuando al niño le sangra la nariz

El sangrado nasal puede ser “escandaloso” y alarmante, pero lo principal cuando ocurre es no ponerse nerviosos y no asustar al niño. Como hemos dicho, raramente supone un problema grave y la hemorragia suele ser leve y ceder por si sola en poco tiempo. Para ayudar a que reemita podemos realizar unas maniobras muy sencillas:

  • Mantener la calma: si nos alarmamos, nuestro hijo se asustará y será más difícil detener la hemorragia. Así que lo mejor es actuar con calma y recordar que no es algo grave.
  • Pinzar la nariz con los dedos: con el niño sentado o de pie y su cabeza en posición normal o ligeramente echada hacia delante, apretamos su nariz con el dedo pulgar e índice. Podemos usar un pañuelo limpio para evitar mancharnos. Es necesario mantener la posición por un tiempo, ya que si dejamos de apretar para comprobar si sangra o no antes de que hayamos cortado la hemorragia, volverá a comenzar el sangrado. Se recomienda esperar unos 10 minutos. Si por entonces aún continúa sangrando se repite el proceso. Si tras otros 10 minutos de comprimir de forma ininterrumpida no se ha detenido la hemorragia, deberemos llamar al pediatra o acudir a un centro médico.
  • No echar la cabeza del niño hacia atrás: Aunque es muy popular, en realidad lo único que se consigue echándole la cabeza hacia atrás es que el niño se trague la sangre, pudiendo provocarle tos e incluso vómitos.
  • Cuando se detiene el sangrado: debemos esperar un rato e impedir que el niño se toque, se suene o se meta el dedo en la nariz. Es aconsejable que se eviten traumatismos en los próximos días, dado que la zona está débil y es más propensa a sufrir nuevas hemorragias.

 

En los casos en los que el sangrado se produce de forma muy frecuente, es necesario que revise el caso un pediatra. A veces puede ser recomendable cauterizar (quemar) la zona o aplicar alguna pomada que evite el sangrado.

 

Prevención del sangrado de nariz en niños, (epistaxis).

La mayoría de los sangrados de nariz en niños se producen por traumatismos o factores ambientales, por lo que su prevención es relativamente sencilla. Lo más importante es educar al niño para que evite hurgarse o meterse objetos dañinos en las fosas nasales. Si practica deportes de contacto o en los que pueda sufrir lesiones, deberá hacer uso de sistemas de seguridad que eviten que se lastime la nariz. Para evitar la sequedad en el ambiente podemos usar vaporizadores o humificadores (mejor de aire frío) y asegurarnos de limpiarlos a menudo para evitar que acumulen polvo o moho. Mantener la mucosa nasal húmeda con nebulizadores salinos o cremas apropiadas para el problema puede ser de ayuda a la hora de evitar que el interior de la nariz se reseque y lesione a menudo.

 

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