Los 4 accidentes veraniegos más comunes en niños y cómo prevenirlos

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Los 4 accidentes veraniegos más comunes en niños y cómo prevenirlos

Cuando llega el verano los accidentes domésticos se incrementan, sobre todo, entre los más pequeños de la casa. Así lo aseguran desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), cuyos expertos afirman que uno de cada tres accidentes infantiles se produce durante los meses de verano. Además, los niños más propensos a sufrirlos tienen entre 2 y  4 años, por lo que se aconseja incrementar la vigilancia durante estas edades.

Las caídas y los golpes son frecuentes en general en todos los niños, pero también son habituales, especialmente en los más pequeños, las intoxicaciones alimentarias, y en niños  mayores, destacan los ahogamientos, los atragantamientos y las quemaduras.

Para prevenir las caídas es importante vigilar a los niños, sin embargo estas situaciones son más difíciles de controlar, por lo que si se producen lo importante es saber actuar. Si no hay rotura, la zona dañada puede presentar alguna herida o rasguño o incluso inflamación. Para aliviar el dolor podemos colocar hielo sobre la zona lo que también contribuirá a reducir la inflamación.

Por otra parte, en las zonas de baño, los padres deben incrementar la vigilancia a pesar de que haya un socorrista, sobre el que nunca se ha de delegar esta misión. No se trata de estar encima de ellos, pero es fundamental no bajar la guardia especialmente si realizan juegos peligrosos en el agua o si nuestros hijos no saben nadar.

En el caso de que nuestros vástagos hayan sufrido una intoxicación alimentaria deberemos acudir a un profesional de la salud para que nos indique los pasos a seguir. Si sufre algún empacho u otro trastorno digestivo típico de estas fechas, como por ejemplo estreñimiento.

Las quemaduras pueden ser de distinta índole, pero en verano las causadas por el sol suelen ser las más frecuentes. La fotoprotección es fundamental entre los más pequeños de la casa, que además de usar un filtro solar adecuado a su edad y una crema apta para ellos, deben evitar exponerse al sol en general y repetir la aplicación del fotoprotector cada dos horas o después de estar mucho tiempo en el agua. En el caso de presentar una quemadura leve podemos recurrir a distintas opciones para aliviar el escozor.

El exceso de calor es también motivo de vigilancia entre los niños. Se pueden producir golpes de calor, por eso tenemos que evitar que no realicen actividades que requieran un esfuerzo físico muy intenso en los momentos donde el sol apriete con mayor intensidad. Hay que insistir en que se mantengan hidratados, que beban al menos dos litros diarios de agua y que se protejan del sol con gorras, sombreros, ropa cómoda y fresca, y gafas de sol homologadas.

 

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