Síndrome Visual Informático en niños: ¿cómo afectan las pantallas a la salud ocular de nuestros hijos?

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Síndrome Visual Informático en niños: ¿cómo afectan las pantallas a la salud ocular de nuestros hijos?

El síndrome visual informático en niños es un trastorno cada vez más frecuente. El uso de medios digitales como ordenadores, tablets y smartphones, ha pasado de ser algo exclusivo de los adultos a popularizarse entre la población más joven. Hoy en día, los niños crecen rodeados de estos aparatos que, si bien suponen un progreso en muchos aspectos, pueden llegar a ser perjudiciales si no se hace un uso correcto y controlado de ellos. Fatiga visual, dolor de cabeza, y otros problemas oculares están estrechamente relacionados con la excesiva exposición a pantallas y medios digitales. Hoy hablaremos sobre el Síndrome Visual Informático (SVI) en niños y os propondremos unas medidas básicas para evitarlo.

 

¿Qué es el Síndrome Visual Informático?

El término Síndrome Visual Informático fue acuñado por la Asociación Americana de Optometría (AOA por sus siglas en inglés) para referirse al “conjunto de problemas oculares y visuales relacionados con el trabajo de cerca, experimentado durante o relacionado con el uso de ordenadores”. Así pues, el SVI es un conjunto de síntomas que se derivan de un uso abusivo de la visión cercana, estando estrechamente vinculado al uso de ordenadores y otros medios digitales. La sintomatología podemos dividirla en dos grandes grupos:

  • Síntomas oculares y visuales: fatiga visual, enrojecimiento y sequedad en los ojos, irritación ocular, dolor ocular, dificultad o lentitud para enfocar (pasar de visión cercana a visión lejana, por ejemplo), lagrimeo, hipersensibilidad a la luz, visión borrosa y doble visión.
  • Síntomas no oculares: dolor de cabeza, dolor de cuello, espalda y hombros.

Pero ¿por qué el uso de ordenadores y otras pantallas ocasiona estos problemas? La respuesta es sencilla: porque estamos desarrollando una actividad antinatural por demasiado tiempo. Después de años y años de evolución, nuestros ojos están preparados para seguir objetos móviles y enfocar a diferentes distancias. Esto implica que, en general, tenemos una buena visión lejana y cercana y que podemos cambiar el foco de nuestra atención constantemente, moviéndonos en el espacio visual de forma continua. Sin embargo, estamos “diseñados” para mirar más hacia el infinito y para limitar la visión cercana a momentos puntuales y de poca duración. Ver de cerca requiere el empleo de más músculos oculares y mayor esfuerzo visual. Lo normal, por tanto, es que cambiemos continuamente nuestro enfoque y observemos objetos situados a diferentes distancias y en diferentes ángulos de visión. Pensad, por ejemplo, en un paseo por el bosque. Cuando estamos al aire libre tendemos a mirar más hacia el horizonte y hacia objetos situados a cierta distancia. La visión cercana se limita a cosas que llaman nuestra atención, como una flor bonita o una piedra con la que podemos tropezar. Sin embargo, cuando vemos la televisión, miramos el móvil o trabajamos en nuestro ordenador, estamos haciendo precisamente todo lo contrario: centrarnos en un punto fijo, extremadamente cercano. Esto hace que forcemos la vista y desarrollemos síntomas como los que hemos comentado. Es la forma que tiene nuestro cuerpo de alertarnos de que estamos haciendo algo incorrecto o perjudicial.

 

El Síndrome Visual Informático en niños

Aunque el SVI puede afectar a todas las personas que hacen un uso excesivo del ordenador y demás medios digitales, los niños son especialmente susceptibles de padecerlo. Los siguientes factores explican por qué se debe poner especial atención al uso de estos aparatos en edad infantil:

  • Falta de autocontrol: Los adultos somos más conscientes de las molestias físicas que algo nos produce y tenemos más fuerza de voluntad para ponernos limitaciones. Los niños, sin embargo, son más propensos a “engancharse” a un pasatiempo durante horas, sin establecer relaciones entre los síntomas que pueden estar sufriendo y el desarrollo de esa actividad. Dado que las formas de entretenimiento actuales están muy ligadas al uso de pantallas, no es de extrañar que cada vez se detecten más casos de SVI entre la población infantil.
  • Adaptabilidad y conformismo: Los niños son mucho más adaptables y conformistas que los adultos y tienden a ignorar los problemas. Un exceso de luminosidad en la pantalla, por ejemplo, puede ser fácilmente detectable para un adulto. Un niño, sin embargo, lo asumiría como algo normal y seguiría viendo la televisión aunque le estuviese resultando incómodo.
  • Estatura y posición: Especialmente cuando hablamos de ordenadores, hemos de tener cuenta que los niños no tienen nuestra misma talla. Esto significa que su posición con respecto a una pantalla de ordenador puede no ser la correcta si el equipo está pensado para un adulto. Cuando nuestro hijo se sienta en nuestro escritorio, por ejemplo, tiende a posicionarse incorrectamente. Los pies quizá no le llegan al suelo, el ángulo de visión hacia la pantalla no es el correcto (15 grados hacia abajo) y la posición de sus brazos y de sus manos sobre el teclado tampoco es la apropiada.
  • Iluminación inadecuada: La iluminación de la pantalla es importante para evitar reflejos y fatiga visual. Sin embargo, tenemos la tendencia (incluso en los colegios) a tener el nivel de iluminación demasiado alto, lo que provoca fatiga visual y otros problemas oculares.

 

Recomendaciones para evitar el Síndrome Visual Informático en niños

  • Revisiones periódicas: realizar controles visuales periódicos ayuda a diagnosticar problemas de forma temprana.
  • Limitar el uso de pantallas y establecer periodos de descanso cuando se hace uso de ellas. La regla 20-20 puede ser de ayuda: 20 minutos de descanso cada 20 minutos de trabajo.
  • Controlar los niveles de brillo y luminosidad de la pantalla, así como la iluminación de la habitación. Se debe evitar utilizar aparatos con fuente de luz propia en ambientes oscuros, ya que el contraste lumínico hace que la luz sea más agresiva para los ojos.
  • Asegurarnos de que la postura en el escritorio es la correcta. La pantalla, el teclado, la silla y la mesa deben estar adaptados a la estatura del niño: los pies deben tocar el suelo (se pueden usar reposapiés o sillas regulables), el ángulo de los brazos con respecto a la mesa debe ser de 90 grados y la pantalla debe estar situada a 50-60 cm y tener un tamaño apropiado (las pantallas pequeñas requieren mayor esfuerzo visual).

 

Por todo ello, sin hablar de contenidos, conviene que los adultos eduquemos y controlemos el tiempo que nuestros hijos están delante de las pantallas.

No se puede dejar a un bebé para que calle horas y horas delante de la televisión, o a los adolescentes recostados o tumbados con la tablets en posturas que no respetan las distancias oculares adecuadas.

Yo me sorprendo en la consulta cuando los papás a un bebé menor de un año, para que no llore en el momento de la exploración le dan el móvil, al que muchas veces el bebé sabe interactuar, en lugar de darle las llaves como pasaba no hace mucho o simplemente no hacer nada para que se entere de lo que le están haciendo, que no pasa nada grave, y que lo puede soportar.

En otras ocasiones entra el niño más mayorcito, jugando con la tablet, no hay forma de que participe en el interrogatorio y se enfada cuando en el momento de la exploración tiene que dejar la tablet: papás atentos a no dejar iniciar dependencias que luego serán muy costosas de reconducir.

En otro post ya hablaremos del uso adecuado de las Apps infantiles y sus beneficiosas aplicaciones.

 

Referencias: Kozeis, N. (2009). Impact of computer use on children’s vision. Hippokratia, 13(4), 230-1.

Yan, Z., Hu, L., Chen, H., & Lu, F. (2008). Computer Vision Syndrome: A widely spreading but largely unknown epidemic among computer users. Computers in Human Behavior, 24(5), 2026-2042.

Blehm, C., Vishnu, S., Khattak, A., Mitra, S., & Yee, R. W. (2005). Computer vision syndrome: a review. Survey of ophthalmology, 50(3), 253-262.

 

 

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